“Comencé de abajo, en el equipo de carreteras”, dice Emmitt. “Si alguien quería que le cavaran un pozo, me llamaban a mí. Pero me daba mucho orgullo ver cómo de la nada se construía algo."

“A veces lo extraño. Ahora, interactúo con los clientes y me gusta, porque la gente que viene se va de mejor humor.”

Hace tan solo cuatro años, Emmit trabajaba en una obra de carreteras cuando lo llamaron para dejar el trabajo de campo y asumir un puesto de trabajo en la planta.

Ahora, se encarga de mezclar las rocas con la cantidad correcta de sustancias químicas y calor, de las mediciones y el monitoreo para brindar a los clientes el tipo de asfalto que necesitan. Si los clientes no están seguros, les pregunta lo que quieren hacer y luego les hace recomendaciones.

“Trabajé mucho en el equipo de carreteras y fui paciente. Veo lo mismo en algunos de mis clientes. Vienen por unas pocas toneladas de asfalto y luego, un día, hacen un pedido mucho más grande. Ya ha pasado varias veces y me siento muy satisfecho”.

¿Emmit recomendaría la construcción de autopistas como una profesión?

“Lo haría si tuviera un amigo que seguramente trabajaría sin descanso para conseguir sus metas. Es una profesión en la que se puede crecer. Ahora sé que si la empresa para la que trabajas conoce tus aspiraciones, te ayudarán a lograrlas”.